En nuestra visita a la Granja de San Ildefonso (Segovia), nos dejamos aconsejar por las opiniones de la gente y decidimos alojarnos en el “PARADOR DE LA GRANJA”, hotel de 4 estrellas, muy bien ubicado, sobre todo, si vas de visita al Real Sitio de la Granja de San Ildefonso.
Cuando estás a gusto en un hotel, en cuanto a confort, tranquilidad y servicios, se nota al hacer reserva únicamente de una noche, porque te quedas con ganas de más, como nos pasó a nosotros. Y es destino seguro, para un futuro muy breve, volver a repetir en éste hotel pero más tiempo.
Es un hotel con encanto por la historia que albergan sus paredes. Propiedad construida para los hijos del rey Carlos III. De ubicación estratégica porque está a escasos metros de la entrada a los jardines y al Palacio de la Granja y con una reforma notable en su exterior e interior pero que conserva el estilo original del edificio, dándole un toque elegante y señorial pero a la vez moderno y contemporáneo.
Nosotros nos alojamos en una habitación doble. Lo que más nos llamó la atención fue su amplitud. De un gusto exquisito en la decoración, da la sensación de antiguas alcobas pero con las comodidades de hoy día. Un ejemplo podría ser la falsa mosquitera que hay recogida y sujeta al techo, simulando cubrir la cama, una cama King size o los baúles utilizados como mesilla de noche.
Otro detalle es que esa amplitud a la habitación también se lo da el que las paredes sean de tono claro al igual que los portones de madera de las ventanas combinándolo con el enmoquetado del suelo de tono marrón o las puertas del armario empotrado.
En cuanto al baño, también muy amplio, equipado con todos los servicios y amenities.
Pero si quieres disfrutar de comodidades extras, el hotel cuenta con piscina en la azotea y una zona spa, pista de pádel o incluso un simulador de golf, a la disposición del cliente, de los cuales, si hubiera que comentar algún inconveniente sería la saturación de gente que hay en las instalaciones porque en determinadas épocas, el hotel tiene mucha demanda.
Nosotros, por ejemplo, no hicimos uso de estos servicios, ya que preferimos aprovechar el tiempo visitando la Granja y sus jardines, de los que en breve, hablaremos.
Más detalles, que hoy por hoy están disponibles en casi todos los hoteles de esta categoría, sería el acceso gratuito a internet-wifi en todo el Parador, la caja fuerte ubicada en el armario empotrado, el mini bar, la televisión de plasma, aire acondicionado y calefacción o secador de pelo en el baño.
De puertas para afuera de la habitación, pues se pueden destacar multitud de detalles, propios de un edificio con historia, como la inmensa lámpara de cristal de la Granja que hay en el hall del hotel, que cuando la miras descubres unas figuras humanas blancas contrastando el ambiente.
También cabe resaltar el Patio de la Arqueta, donde están ubicados los ascensores panorámicos, pero que en su día fue un patio de vertido de aguas sucias, pionero en su época y conocido por utilizar el sistema de “agua va”. Resulta divertido si miráis hacia arriba y recreáis éste momento con la imaginación.
De los tres patios que dispone el hotel, están acondicionados para comedor de desayuno, por cierto, muy bueno y completo, para descanso, decorados con bancos franceses del siglo XIX y macetones de flores y el tercer patio, antesala del spa y del circuito hidrotermal.
En fin, un lugar idóneo para el descanso pero que, al mismo tiempo, gusta descubrir los rincones llenos de historia que guarda el Parador.
Si tuviéramos que comentar algún aspecto negativo o con la intención, al menos de aportar nuestro granito de arena, ante un hotel de ésta categoría, sería la falta de parking. Resulta un poco incómodo que tras llegar cargado con las maletas al hall, te digan que no hay parking como tal, sino que dispones de la calle y anexos para aparcar el coche.